sábado, 22 de agosto de 2009

Sábado

Abrió la boca bien grande,
dijo 33
y las nubes se veían en el subte de su garganta
arremolinándose,
lustrando pájaros con un golpe de guata.

La besé hasta el vértigo.

Afuera otra tarde arrastraba un vientre de sierpe
sobre los cardos,
dentro de la copa de los árboles
empezaban a puntear
esos pares de gemas tan usuales,
esos
como ojos.

Ella cerró la boca bien lejos
y callaron los llamadores de ángeles.

Tenía en la punta de la nariz
una gota póstuma de sol
que se notaba mucho.

Yo la perdí de vista,
empecé a cavar entre los azulejos
para encontrar su cuerpo.

La boca me nevaba.

Cerca de las ocho
el sillón se enroscó como una bola.

Sólo un pelo quedaba, como un horizonte usado
arqueado en el lavamanos
para tejer
una letra
suya.

5 comentarios:

El Jorobado dijo...

Me gusta mucho como escribís. Admirable.

laveron dijo...

Me gusta esta semana poética!!!!

quiero + !!!!


beso!

laura

María Evangelina Trabucco dijo...

qué buenas imágenes!

Anónimo dijo...

Menudo final Defe.



(Es fija que si pones llamadores de ángeles me voy a reir.)

Estefanía Cazaux dijo...

de donde saliste?