lunes, 17 de noviembre de 2008

am - llovizna

Húmeda
la calle llorada
brilla con la pulcritud de un cráneo.

A cada lado,
los zumos filtrados en la orina de las lámparas
dispersan colores vidriosos,
fuegos surtidos,
piscinas donde arrojarse a unos soles interraciales.

Un rabioso jugo de gusanos fluorescentes
entre los adoquines
me trepa las zapatillas.

martes, 4 de noviembre de 2008

silencio glauco

Silencio glauco.

El cigarrillo endereza una cobra de humo.

Nosotros permanecemos.

Desvaídos en un templo de aceite.
Celando el metabolismo de las piedras.
Largos sobre la tierra como una raíz expatriada, encarcelada en la intemperie.

Nosotros permanecemos
y es difícil que una sílaba verde no abandone nuestros labios.

Permanecemos tirando al aire los ojos, atajándolos, volviéndolos a tirar.

Permanecemos contando los búfalos que nos caminan en el filo de la nariz.

Permanecemos aunque la noche nos rasque la cara a lo bestia.

Nosotros permanecemos, si.

Y si un niño pierde su talismán,
si un sol cuadripléjico niega los escalones hasta el alba
y el mañana se inscribe
en la fosa común de todos los unicornios,
nosotros permaneceremos
mordiendo los tobillos de la estrella que quede en pié.


clavados a ésta última noche

mientras podamos

nosotros permanecemos.

domingo, 28 de septiembre de 2008

El espejo del gigante aparece en el camino

El espejo del gigante aparece en el camino.

Unos gramos de luz lo nadan de parte a parte:
el espejo del gigante es ecosistema de peces derretidos.

Lo diviso a lo lejos.
La noche, en medio, hamaca su líquido seno transparente golpeando el colectivo.

El espejo del gigante tiene una inmensa boca,
como de planeta besado.
En la garganta le baila una luna bonsái,
la yema de los dedos del sol
le toquetea las encías.

Todo alrededor se hunde con el cuerpo submarino de la noche,
el azul entra en metástasis,
la sombra calcifica cada movimiento.

Pero el espejo del gigante vive fuerte
porque se traga todos los corazones.
Aunque chillen,
aunque giman los murciélagos que se estrellan en el techo de la ruta.

Pronto el colectivo bajará por su tráquea de cromo
y me veré hermosamente deshecho,
colerizado con la forma en que me volcaron hace siglos.

Un ángel de mancha me besará la tinta
y bailaré perpetuo,
derritiendo la línea que constriñe los óleos del rostro
y nos repta por el ser,
la verdadera serpiente que saltara del árbol frutal
para cruzarnos a nado
con un nombre
un perímetro,
y un imán enterrado en la pulpa de los sexos.

El espejo del gigante crece fuerte para redimirnos.
Inhala bruto con pulmón de plata, se esguinza para devorarnos.
Pero es inútil.

El colectivo sigue.

Una melena de serpientes nos cose la boca
cruelmente calcada
contra el aire.

Es tarde.

No habrá otra oportunidad.


Ya no existe más remedio que ser

bajo la tiranía ofidia del perfil.


Ya no existe más remedio que extirparse de la luna para siempre.

domingo, 21 de septiembre de 2008

( )

Es obvio que me voy a dormir sin tu pueblo de vidrio sobre la cama.

Lentamente giraré la manivela del ojo y ni un aserrín de luz se colará debajo
porque tu polvo de zorro cremado se esparce ahora por otra siesta
y te deja arena sobre la cama
mientras yo no consto.

Despaciosamente me pisaré los ojos
y un espacio de azúcar quemada contra la pierna
te hará evidente

en la oscura verticalidad del minuto

que parte al medio la noche.

lunes, 7 de julio de 2008

Envidia

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Imbécil.

¿En serio te creíste
el sapo de flores que te saltaba en la frente después del beso?

¿Quién te creés que sos para merecer el liquen del ángel?

Iluso.
Imbécil pero sos muchos imbéciles.

Por doquier andan rebotando,
un cuerno de unicornio les crece en cada aureola de rouge.

Falsos. Estúpidos amaestradores de besos.
El pez de las bocas los rodea, ondulando las aletas,
Un faro frutal se les asoma hundido a medias en el cráneo,
y se derrama en luna sobre la frente.

Pero eso no.
La luna es mía les digo.
Aléjense.
No se atrevan a robarme mi lápida.
Guárdense bien guardada la araña dórica en el bolsillo
y ni se les ocurra acercarme sus manos de manco.

Estribillen el amor.
Gástenselo todo.
Vivan, vivan, como viven todos los seres con branquias.
Nazcan mil veces para matar una muerte.

Yo voy a seguir acá con mi reloj de párpados,
midiendo largueros para sus alas de polilla maquillada,
confeccionando sus trajes
de protozoo de nailon,
la vanidad descorazonadora
de su masculinidad hembra.


Pero algún día
-oídme bien-
caerá la tarde a romperles las antenas

y el alma
asomará su hocico de hiena
bajo la almohada.
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domingo, 29 de junio de 2008

Fotograma 1

En ese momento, mirándome
con la cara emergiendo desde la barba de la sombra,
parecía
que tu alma hubiese apoyado desde adentro el dedo índice
en cada uno de tus ojos.

Recuerdo oír el chirrido eléctrico,
-como cuando dos mariposas de lata se aparean-
que eran tus ojos girando
sobre su propio eje
como una tierra mucho más valiosa
de carruseles apeninos,
dos hormonas de perfume azul escurriéndose en la barba de la noche.

Yo, que te olía la voz,
tenía un bonete de luna y orejas de burro.

Calculaba centilitros
-creo-
de una jalea de zodíacos molidos que circulaba
de
....tu boca
................a
..................la mía
cuando la pulseada de pulpos
nos ventosaba

y entre las lenguas desmenuzábamos un mundo.

viernes, 20 de junio de 2008

Danza Española Nro. 5 de Granados

......................................................
Ésta melodía que me corretea entre los dedos
tiene olor a arena bajo los pies de mujeres azules.

Ésta melodía que
-susurradaaloidomente-
unta su erotismo por la yema de los dedos
y me deja diez soles amasados contra el piano,
cuando la curva piromante de los párpados presiente la mañana
y nos encuentra enredados
vertiginosamente juntos,
selectamente recortados del ozono
en el momento en que me olvida un árbol.

Afuera
el sol moverá sus branquias
ajeno a éste sonido que licua la carne del mundo

y me deja sólo a mí

-íntimamente helicoidal-

con ésta melodía incandescente
serpenteando entre los dedos.
.............................................

viernes, 6 de junio de 2008

Oxímoron

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Hoy no tengo ganas de escribir un poema
pero
un engrane dorado me recorre la boca
de comisura a comisura
y acá estoy
flotando
en una huella de la pata de la noche
que se llenó de agua.
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martes, 20 de mayo de 2008

Y si

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Y si,

ésta mano de vidrio manoseando hasta irritar
el fruto geoide en el centro del cuerpo,
el único fruto que es raíz
-la única raíz inmadura-
rascándose
dos minúsculas alas moradas
en la humareda de la sangre,
ésta mano forrada de piel de pupila, ésta mano de ángel incoloro
pellizcando cada centímetro de gula
bajo un cielo tan adentro
que tiene los soles de carne,

ésta mano peluda de agujas
azuzando
el dolor de descifrarse
el sustrato purísimo
para entender
al fin

que al fuego le duele ser fuego

,

y existir en llamas

tristemente ígneo,

Adán de lava,

fuego que hicieron piel pero que es fuego.
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jueves, 1 de mayo de 2008

Poema de verano viejo (ya practicamente senil)

Caigo del nido.

Tu abrazo rompiéndose duele, como la pulpa al hachar una serpiente.
Tu caricia que sólo pudo hurtar todo el azúcar, deja de arrullar sobre mi brazo.

Caigo del nido.

Tu respiración, fantasma con las manos llenas de selva, tu aliento se calla.
Tu boca vuelve a ser tuya.
Mi boca vuelve a ser tuya.

Me separo,
renuncio los ojos y trato de irme,
como el pájaro sin plumas intenta volar aguardando sólo la muerte.



Abrís los brazos y caigo del nido.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Al preludio Nro 5. en G op. 32 de Rachmaninoff

Y entonces sonó
con ramilletes de cinco libélulas
posadas en el acuario del ojo,
sonó mujer y sonó noche.
sonaron mis manos de piedra, una contra otra
intentando aletear inútilmente
y hacer a Dios de una caricia
acodado,
con labios de pluma,
pianísimo.
Sentado a mirarme creerle.

(Melodía que querría tocarte como tocar un mar).

Aquí flamea ésta tiniebla zurda, sus cinco sinuosas lenguas sugieren un desmayo dulce.

Aquí afemina una música curva, lunas líquidas mojando la respiración.

Cinco gotas de saliva de la noche.

Vos, cielo submarino para llorar,
Oración de algas.

Te amo en lo triste de nacerte,

melodía que querría tocarte como tocar un mar.

domingo, 3 de febrero de 2008

Mesera

Esa fobia dulce de encontrarte entre la noche
y esos círculos de luz que la viruelan,
como si al entrar hubiera pateado sin querer
un hormiguero de lunas
clonadas y ciegas,
y empezaran a trepar
locas de nicotina
por las paredes del bar,
e incluso por vos, dejándote un adorno de dálmata perfecto sobre el ojo
izquierdo y verde,
esas que,
-podría ser que-
patinando por tu cuello de cine mudo
te surcaran el pecho tejiendo un rosario de fosforescencias opacas,
un moretón de tréboles
o de gotitas de sudor y verano bebible.

Entonces te acercás a la mesa y el enjambre de lunas te recorre
con más filo aún
como un tornado de trapo o de vestidos muy antiguos,
como obligado a desnudarte para tatuarte mil décadas en el cuerpo,
y,
tal vez,
-pienso-
todas las mujeres
confluyendo en un aleph con ojos verdes
que ahora se lleva los vasos
con movimientos lentos
marcándose
en la arcilla del humo de los cigarrillos
que se revobinan en la mesa de junto,

se empieza a ir

se va

se fue

y ya no es vos sino ella,

con su órbita violenta de lunas vertiginosas
que la recorren
como un planeta urgente

cuando

(de espaldas)

ya no es ella sino

-esa-

que se aleja galaxias en dos pasos

mientras

la miro.

domingo, 27 de enero de 2008

Nada nuevo bajo el sol

transparencias
talladas
en el más ecuatorial hueso del alma

dos cielos vendados
y la tiza en tus dedos jugando a la sangre
del parque,
una rama con forma de pájaro en una rama
burbujas,
caparazones fotográficos muriendo a lo largo de una sílaba
sóla y
la luna durando con piés de cartílago.

(el resto es no)

(el resto es algún)

sabemos que:
cuando se rompe el anillo sanguíneo de un hombre
la fotosíntesis del hijo
completa el casillero vacío
para que podamos seguir memorizándonos los labios
sin sentir que la tierra pierde el equilibrio
y rodamos sin control como un reloj kamikaze

rodamos como debe rodar una esfera
cualquiera.

(transparencias, arquitecturas de una lluvia ida

cordones atados en el eje más inmóvil del alma
etiquetados con cada pétalo).

saber puro de que el malabarismo falla,
de que no es posible enderezarse sobre un círculo.

Caer con no tener que monografiar los besos.

Nada nuevo bajo el sol.

Letras

y ésta bola negra con la que jugamos.