domingo, 18 de octubre de 2009

Domingo

Ante el rotundo fracaso de la primera "semana poética" (así llamada por mi carísima poeta yorugua Laura Verónica Alonso), esta vuelta voy a tratar de, aunque sea, completar con algo día por medio.



A pesar de todo
seguimos
a muerte por la luz.

Una hormiga camina en la circunferencia del verano,
una hormiga en los labios.

Algunas de las cosas fundieron el papel
con la incandescencia del celo.

Pero yo sigo,
inválido
rezando en la orilla del sueño
por ingresar al alba.

Afuera, la luna descuelga una melena de peces y plata
a los pies del hornero.

Un sonido mínimo,
un tacón de libélulas que orada la mejilla del agua
baja y quebradiza
como una clavícula en el beso
como los libros guardados.

Estoy en la espuma que sube de las veredas,
en los perros que de noche se diluyen en los árboles.

Estoy secretamente en su frente cuando se incendia.



Toda la mentira existe

solamente

para mirarse sangrar
con la cabeza bien alta.

1 comentario:

J. dijo...

Fui comiendo como de a poquito a este poema, me fue comiendo de a poco. Sin sangre al final, sin mancha en la razón ya manchada. Con gusto y ganas hago provecho a muerte por la luz. Salgo más satisfecha q del pecho de una madre.