domingo, 7 de marzo de 2010

Lo que quede de la tarde I

a Lucía.....................


Mis manos y el abismo que tu piel no disimula,
la escalera descendente
de sentirte cada vez un poco lejos.


Te licuabas en mi abrazo.


Yo apretaba fuerte las mandíbulas,
manoteaba entre la tierra de tu cuerpo que se iba,
caía,
quería por favor colgarme de tu boca.



Vos me brotabas de las manos, me mojabas el silencio.


Tus pies,
el árbol de nácar que ahora ardía sin remedio entre mis dedos
falsos
mis dedos de piano y de libro,
mis dedos que no sirven para retener la arena de tu voz callando.



Tus pies

cayendo por la curva de la noche hasta cualquier incierto lejos
en cualquier habitación elemental
que agujerea con un fósforo chiquito la pared de mi pupila.



Te rompías desde adentro,
te borrabas cada vez un poco con el trazo de mi aliento.



Yo sentía una ciudad gritar de frío
escribirme un pedido de limosna en la planta de los pies.



Entonces estuviste al otro lado de mi cuerpo,
hemisferios alejada de la noche.



Pronto cayó una línea contra el pavimento
para dejar en claro
las dos mitades nuevas de la tierra.



Mi mano bajaba por algo que no era ya tu vientre.



Tus ojos,
esa moneda caída del sueño que a veces brilla al despertarnos.



Subí al colectivo, miré los escalones en silencio.


Afuera,
una isla de plata volvía a hundirse en el secreto.









Pensé en vos toda la noche.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por alimentar mi imaginación.
Estuviste bien.
Lo claro es que la quedaste por la tarde. (risaI)

Anónimo dijo...

como se expresa un escalofrio?
....
yo llevo una vida despertandome con ella (y sin ella)
durmiendo de su sueño
muriendo en su almohada
callada