Saber
llevarte abejas a la boca,
la ciudad en llamas que sobre el pecho resiste
en pié,
oscura lengua de amnesia
trepando mi espalda.
En algún lado, alguien saca una araña del agua
y es mi culpa.
Me olvidé. En un armario.
En la parte alta de un tobogán.
En la ropa tirada que forma sobre las cosas una quemadura blanda y triste.
No quiero que me escuches zumbar en el silencio,
en la molienda enferma de mi voz
que esparce un círculo en el agua.
Era necesario una luna difícil
que me temblara en los pulmones.
Escena diurna
Hace 14 años
6 comentarios:
exacto...
ese final,como a usted le gusta: PERFECTO
salud!
laura
pd:trate de no olvidarse más
llevarte abejas a la boca... que buena frase primo.
Dani! Qué contento me puso leerte! Sigo en tu blog.
Y cómo se hace, señor, para escribir así? Tenés la certeza de la flecha.
Cometa, ¿dónde andarás surcando el espacio con tu estela de mil pájaros?
al menos saberlo para seguirle el rastro a tu vuelo. Un abrazo desde la tierra resonante roja.
Hola Fede,
te paso -como quedamos (¿así era no?)- la dirección:
http://taller-filosofia.blogspot.com/
un abrazo.
Andrés.
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