martes, 23 de noviembre de 2010

1

Voy a apretar los dientes y los puños,
voy a aplastar el cráneo de oveja que se abre en flor
con el sol verdoso del miedo,
voy a ser de nuevo mi piel y mis manos, mis labios de luna seca.



Empujado hasta un país de plumas,
despertaré de entre los lirios
con un oro rojo bajo la lengua,
hermoso y helado.



Pero el beso es un paño de fuego sobre la boca,
y las corolas buscan abrirse
y duelen como muslos fundidos a la altura del sexo,
y una fiebre cansada y en blanco posa
su mano de alcohol en mi hombro.



Voy a volver a la tierra en un ancla de cobre,

voy a ser de nuevo el fantasma de hiedra
que por la noche besa a las estatuas.


Voy a abrir el cofre de todos los perros dormidos,
voy a volver a la luna en un aullido.


Voy a apretar los dientes y los puños,



a sangrar en voz muy baja.